lunes, 25 de mayo de 2020

El QUECHUA


LAS TRES PARADOJAS DEL QUECHUA



Una lengua que en realidad son varias, un nacimiento costeño y una oficialidad inútil. 

Con el útil vocablo del indio el conquistador emparejó desde el saquea chancas, chinchas, yauyos, huamachucos y decenas de otras naciones andinas, que pasaron al idioma invasor en un único, cómodo y achatado concepto. Esta ha sido también la historia del "quechua", una palabra que incluso hoy designa a una sola lengua, aún cuando encierra la diversidad del castellano, el francés el italiano y todas las demás lenguas romances juntas. Acá una revisión sobre las ideas más comunes que sobre el idioma andino tiene la mayoría de peruanos.

PARADOJA #1 
"EL QUECHUA NACIÓ EN LA COSTA"
No debería ser ninguna novedad, pues los últimos nobles incas tuvieron tiempo de contárselo a sus cronistas-conquistadores: El quechua vino del este. Pero gracias a uno de esos baches informativos que plagan nuestra formación educativa, los peruanos creemos, quinientos años después, que el idioma oficial del Tawantinsuyo tuvo un origen tan cusqueño como el imperio mismo. A la llegada de los españoles, los únicos cusqueños que hablaban bien el idioma quechua eran los miembros de la élite gobernante. La plebe, que mascaba un quechua torpe y rudimentario, seguía hablando en su aymara nativo, lengua que se siguió hablando en la región hasta entrado el siglo XVII. Cusco mismo (o Qosqo si se quiere), ni es un nombre quechua ni significa Ombligo del mundo (como diría Garcilaso de la Vega), sino que es de origen aymara y significa Lechuza. Donde el quechua sí se hablaba como lengua materna a la llegada de los europeos, oh sorpresa, era en las llanuras de la costa central (Lima e Ica) y en la sierra adyacente (Ancash, Junín y Huancavelica). Usando el criterio de fragmentación dialectal, los lingüistas han encontrado oque el quechua más antiguo y en los valles del norte, hasta el Rímac (aunque ultimamente, lingüistas como Rodolfo Cerrón Palomino, vienen sugiriendo un origen en las sierras contiguas, más concertadamente, en la sierra limeña, en Yauyos). Como tantas otras lenguas en la historia de la humanidad, el quechua hizo su viaje hacia la primacía lingüística de la mano de un rico grupo de comerciantes, los chinchas en este caso, dueños de un riquísimo emporio comercial. En las cien mil naves que se preciaba de tener el Señor de Chincha (el Chincha Cápac), el quechua viajó hasta el Ecuador y penetró desde la costa hacia el altiplano del Collao. Para el tiempo en que los incas empezaron a asomar su cabeza fuera de su valle interandino, el quechua ya dominaba el habla de sus vecinos ayacuchanos. Pronto, el quechua fue adoptado como lengua imperial, como el latín andino.

José María Arguedas, gran cultor y difusor de la cultura andina. sus obras son más que literatura, pues tiene un enfoque antropológico muy fuerte.

Efectivamente, al ser el Quechua el idioma oficial de los incas, el único permitido en el imperio y que todos los pueblos sometidos estaba obligados a aprender para comunicarse, siempre se ha pensado que el Cusco fue la cuna de este idioma, llamado por los propios incas Runa Simi (Boca o Habla del hombre) y rebautizado por los españoles como Quechua, confundiendo el nombre de la región altitudinal y climática con el nombre del idioma. El idioma que hablaban los incas a su llegada al valle de Acamama (Qosqo), después de una migración de varios años desde el altiplano del Collao en busca de tierras fértiles, habría sido el Puquina, que era el idioma que se hablaba en Tiwanaku, el reino de donde provendrían los incas (o quechuas), y que sería el idioma más hablado en todo el sur (Puno, Arequipa, Moquegua, Tacna, el altiplano boliviano y el norte chileno), territorio por donde los tiwanaku se habrían expandido, hasta su caída ante los aymaras, originarios del noroeste de la actual Argentina. ¿Y el quechua? Este idioma ya existía antes de la aparición de los incas. Era el idioma de los Wari y era hablado en gran parte de los Andes centrales, desde Qosqo hasta Caxamarca, territorios que habrían estado bajo la dominación Wari. Lo único que los incas habrían hecho durante sus conquistas fue asimilar la lengua de la mayoría y convertirla en oficial.  Aun así, la mayoría de etnias seguirían hablando sus lenguas natales, a la par con el quechua. Entonces; si el quechua no nación en Cusco ni lo crearon los incas, ¿cuál es su origen? Los lingüistas han llegado a la conclusión que se habría originado en la costa central. Rodolfo Cerrón Palomino, especialista en el tema, ha llegado a la conclusión de que el Quechua o Runa Simi, se habría originado en las alturas de Yauyos, al sudeste de Lima), y que la actual lengua Cauqui, también llamada Cauque o Kawki, hablado por unas cuantas personas en el pueblo de Cachuy, (unos once ancianos aproximadamente), por lo  que estaría en peligro de extinción. Caso similar ocurre con el Jaccaru, lengua hablada en el pueblo de Tupe, con una gran población longeva y un puñado de niños, esta lengua estaría también en situación de vulnerabilidad.  Ambas lenguas se cree que vendrían a ser la forma más primitiva de quechua, aunque los lingüistas los han clasificado dentro de la familia aymara. 

Habitantes de Tupe con sus distintivos trajes rojos a cuadros y pobladora de Cachuy. Ambos lugares olvidados en la serranía sur de Lima (Yauyos) hablan dos de  las lenguas más antiguas de nuestro país, el Jacaru y el Cauqui.

PARADOJA #2 
"EL QUECHUA NO ES UN IDIOMA, SON CINCO"
La idea de un único idioma quechua con tibias variantes que no pasan de ser meros dialectos regionales, es una absurda ficción que hemos heredado de los extirpadores de idolatrías. Un territorio babélico es uno de los obstáculos más formidables que se le oponen a un predicador de evangelios, así que, desde muy temprano en el virreinato, la Iglesia tardó en idear un quechua general, por lo que decidió tratar a todos los quechuas como variantes más o menos legítimas respecto del modelo ideal. Y sin embargo, dos modernos quechuas hablantes, uno ancashino y otro cusqueño, casi ni pueden entenderse, no más de lo elemental, no más de lo que nosotros podemos entendernos con un francés. No se trata solamente del sonido cambiante de una palabra al saltar de un quechua a otro, como es el caso del Kéro cusqueño, que se transformó en el kiru ecuatoriano y en el ilu huancaíno ("madera" en todos los casos). "Yo he trabajado con muchos de los llamados dialectos quechuas y mi experiencia ha sido bastante frustrante" afirma Cerrón Palomino. "Muchos de estos dialectos están en el nivel de idiomas diferentes, de forma que científicamente, sería más legítimo hablar de lenguas que forman una familia lingüística, que sería la familia Quechua. Estamos hablando de unas cuatro o cinco lenguas con sus respectivos dialectos" . Estos quechuas serían el Cusqueño-Ayacuchano, el Huancaíno, el Ancashino, el Cajamarquino y el Ecuatoriano.

Rodolfo Cerrón Palomino, lingüista impulsor del quechua

Los que por mucho tiempo creíamos que eran dialectos del quechua, por tanto, serían las variaciones locales de un solo idioma, resulta que no lo son. El quechua que se habla en el sur es diferente al que se habla en el valle del Mantaro, al del Callejón de Huaylas o al de la sierra norte. Por tanto, si estuvieran juntos un ayacuchano, un ancashino, un cajamarquino y un tarmeño, y ninguno hablara español, solo el quechua de su localidad, apenas podrían entenderse. Si fueran simples dialectos, tendrían ligeras variaciones en la pronunciación y la escritura (suponiendo que haya una forma estandarizada de escribir el quechua, ya que, recordemos, los incas no desarrollaron la escritura) o en algunas palabras, pero no es así. Cada región habla un quechua diferente en, al menos, un 80%, lo que los califica como idiomas diferentes o, como dice Cerrón Palomino, formarían una familia lingüística que vendría a ser la familia quechua, similar al español, el francés, el italiano, el portugués o el sardo, que forman parte de la familia lingüística conocida como Lenguas Romances o Neolatinas, por derivar del antiguo Latín romano. Por último. En Ecuador, Colombia, Bolivia y en menor medida, Argentina, Chile y Venezuela también hay quechua hablantes; pues sus quechuas tampoco se parecen mucho entre ellos, así que podríamos hablar de otros quechuas más. A todo esto, ¿de dónde salió la idea de que el quechua era un solo idioma? Pues de  los españoles, de sus cronistas, quienes no solo cambiaron el nombre a la lengua nativa, sino que terminaron englobando bajo un mismo nombre a varios idiomas diferentes, a los cuales llamaron "quechuas" por el solo hecho de ser hablado en los Andes. Así lo hicieron notar en sus escritos y así quedó hasta la actualidad. 


Mapa que muestra la distribución de los diferentes quechuas que se hablan en la zona andina


PARADOJA #3
"EL QUECHUA ES UN IDIOMA OFICIAL PERO MARGINADO"
Como lengua franca andina (que fue adoptada como oficial para lograr el entendimiento entre personas de lenguas diferentes), el quechua desplazó, y en algunos casos sofocó, en las últimas centurias, a idiomas como el Puquina, el Uro o el Aymara. Desde mediados del siglo XX, sin embargo, su estrella a empezado de nuevo a declinar, y pareciera estar librando su encuentro final con su archirrival, el Catellano, que le plantea combate fuertemente guarecido en sus predios urbanos. En menos de cuarenta años el valle del Mantaro se ha desquechuizado casi totalmente, y lo mismo ocurre, aunque más lentamente, en todas las tierras bajas del Perú andino. Uno podría pensar, en fin, qué se le va a hacer, los idiomas nacen, se desarrollan y mueren, y después de todo, nadie se va a quedar mudo en el traspaso. Pero también es cierto que los idiomas son extensiones vitales del alma de un pueblo, cuyas palabras y sonidos se calzan a veces tan bien con los objetos y conceptos que quieren significar, que parecen, a los ojos del hablante, irreemplazables. Entonces, con la con la pérdida progresiva del quechua (y su eventual fin de aquí a un siglo o más) si es que aún hay alguien que esté quedando, si no mudo, sí manco, disminuido. Es una lástima que cualquier lengua se extinga, pero es más penoso  que se vaya sin que nadie haga nada. Ojalá vivieran aquí el orgullo catalán o el vasco, pero es demasiado pedir. Por lo menos podemos aprender de Bolivia y Ecuador que enseñan sus idiomas nativos no en dos o tres proyectos de remotas zonas selváticas, sino como parte de su plan de educación nacional.

Juan Velasco Alvarado en los años 70 y Augusto B. Leguía en los años 20 fueron los presidentes que más apoyaron al movimiento indigenista. Leguía lo hizo por interés mientras que Velasco por convicción. De ellos, Velasco fue el que más hizo por revalorar el idioma quechua, pero los siguientes gobiernos archivaron su proyecto.

Desde la llegada de los españoles, el quechua fue satanizado y prohibido de raíz. Los evangelizadores lo consideraron en un inicio. Como estos estaban en proceso de “civilización” y cristianización, no podía permitirse que continuaran con sus tradiciones religiosas y menos, que siguieran hablando esa “lengua satánica”. Los que se negaban eran sometidos a cruentos castigos. ¿Cuál fue el resultado de esta imposición? Pues los diversos modismos y dejos que tienen las personas del Ande en toda América. Todos hablan el español, pero con diferencias en su pronunciación y los vocablos utilizados. Estas manera peculiar de hablar el español ha vuelto a los provincianos de la región andina, ser objeto de marginación y el blanco de burlas, insultos y hasta violencia por parte de los que dicen hablar bien el español, especialmente los limeños, quienes, en muchos casos, le agregan un componente racista a su trato. Así es como, a través del tiempo, se reforzó la idea del indígena pobre y explotado, sucio, terco, flojo, en fin, una serie de calificativos despectivos. En los años 70, el presidente Juan Velasco Alvarado le dio al Indigenismo surgido en las primeras décadas del siglo XX el impulso que necesitaba. El idioma quechua fue elevado a la categoría de Idioma Oficial. Se le utilizó en los discursos oficiales, que eran traducidos a este idioma, apareció en cuanto afiche del gobierno salía, especialmente en los dedicados a los campesinos, se aperturaron clases electivas de quechua en las universidades, el folklore en idioma nativo tuvo su auge y hasta se impartían clases en quechua por televisión. Uno podría pensar que con todo ese impulso, el quechua habría terminado posicionándose en la sociedad peruana a la altura del español, pero no ocurrió así. Los gobiernos siguientes dejaron de lado todo el esfuerzo puesto por Velasco y el quechua perdió presencia en la vida cultural del país. Por el contrario, se incrementaron los programas de alfabetización de los campesinos en idioma español, la educación básica se impartía en español, los discursos se hacían en español. El quechua se fue olvidando. A pesar de ser un idioma oficial dejó de ser incentivado por el Estado. Ante este panorama, los quechua hablantes de mayor edad van dejando de enseñar el idioma a sus hijos porque no ven utilidad en hablar el quechua en un país donde el idioma español es el único válido para los trámites burocráticos, para la educación, la para la ley y la justicia, la salud y hasta la religión; en fin, nada se hace en quechua. Esto hace recordar al cuento de José María Arguedas, en el que tres campesinos quechua hablantes de Huanta (Ayacucho) compran tres frases en español para reclamar sus derechos en la capital, pero son estafados y por mala suerte terminan en la cárcel acusados por un crimen que no cometieron. Y todo por no saber español. El quechua se convierte así en sinónimo de atraso, mientras que el español, es sinónimo de progreso y éxito. Deberíamos seguir el ejemplo de nuestros países vecinos (Bolivia y Ecuador), quienes tienen una educación bilingüe a nivel nacional, o el de las provincias españolas de Cataluña, Asturias o el País Vasco, donde por medio de la educación, lograron sacar del olvido sus lenguas regionales autóctonas, haciéndolas tan comunes que rivalizan orgullosas con el español oficial, saliendo así de la categoría de lenguas en peligro de extinción. Hoy están tan vivas como en el pasado.



Acciones concretas para revalorar nuestra lengua ancestral hay muchos, pero no pasan de ser buenas intenciones.  Falta un programa institucional que parta desde el Estado, donde se imparta una educación bilingüe en las escuelas -con textos incluidos- de tal manera, que si todos aprenden desde pequeños el quechua, no solo dejará de estar en peligro de extinción, sino que podría acabar la discriminación hacia los quechua hablantes maternos y hasta mejoraría la convivencia entre peruanos. Ya no nos veríamos tan diferentes como hoy intentan verse algunos en perjuicio de otros, y de paso, generaría trabajo para los quechua hablantes nativos, que son los únicos que lo hablan bien. Todos debemos de cambiar, nosotros como individuos, las instituciones públicas y privadas, las instituciones educativas, de salud, las fuerzas armadas y policiales, los poderes del Estado, la Iglesia, las instituciones deportivas, las tiendas comerciales, en fin;todos. Y no solo con el quechua, sino con todas las lenguas originarias como el aymara y las lenguas amazónicasSolo así se cumplirá a cabalidad la letra del valse criollo que dice "Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz". Solo así, seremos una verdadera Nación.

Y s alguno de los lectores es de los que discriminan a las personas por hablar el quechua, piense primero en todas las palabras de origen quechua que utiliza diariamente sin saber que lo son.

Magaly Solier, actriz y cantante de gran talento es una de las pocas artistas que tratan de revalorar el quechua

"Me quiere, no me quiere..." Memes, blogs y páginas web donde se enseña el quechua son algunos de los esfuerzos digitales con los que se pretende difundir nuestro idioma vernáculo más importante . Hace ya varios años, Google puso a disposición de todos su buscador en quechua, pero fue por tiempo limitado.

Desde que fuera conducido por María Jesús Rodríguez a comienzos de la década del 2000 hasta su actual versión con las cantantes Saywa y Dámaris, que además son madre e hija, Miski Takiy "El dulce cantar" se ha convertido en el único espacio de difusión de la música, la cultura y el idioma quechua en la televisión peruana.


Canto Andino fue por toda la década del 90 y parte de los años 2000, el programa de difusión del folklore andino por excelencia, bajo la conducción de Isaac Sarmiento, más conocido como Wallpa Waccay.


Ugo Carrillo, antropólogo y folklorista haciendo gala de su histrionismo en sus interpretaciones 




Alborada, grupo musical cuyos temas interpretados en quechua sureño son de fama internacional.



Uchpa, pioneros del rock en quechua

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FUENTE:
"Las tres paradojas del quechua", Óscar Franco. Revista Somos N° 618, 10/10/98. El Comercio




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ACTIVIDADES
1-Explica ¿cuál es la situación actual del quechua peruano y qué se puede hacer para revertirla?
2-Realiza un organizador visual o una infografía sobre el tema
3-Ingresa al blog Histori-k y realiza un juicio crítico del artículo "La Babel Incaica", incidiendo en la comparación de la situación del quechua en los contextos descritos en ambos artículos

Para una mejor comprensión, adjunto el URL  del video con la explicación del tema















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